Hombre Mirando al Sudeste!

Esta película dirigida por Eliseo Subiela fue estrena en Argentina a finales de los 80’, se mezclan en esta obra temáticas como el drama y la ciencia ficción.

La historia principal se desarrolla en un manicomio que es dirigido por el doctor Julio Denis, quien vive en la soledad recordando mejores tiempo, viendo viejos videos caseros; Como médico no tiene esperanzas en que los pacientes que llegan puedan recuperarse algún día por lo tanto su rutina es medicar a los todos los pacientes y olvidarlos. Un día se presenta en este lugar Rantés quien asegura ser una proyección holográfica, que viene desde otro planeta a estudiar la estupidez humana. En el transcurso de la historia aparece un tercer personaje que nos desconcertará, Beatriz amiga de Rantés. EL doctor Denis terminará cuestionándose si aceptar la teoría de este paciente, poniéndose él como demente o continuar buscando una respuesta lógica dentro de la cabeza de este extraño paciente.

Una de las escenas más reconocidas es cuando los tres protagonistas asisten a un concierto con una sinfónica, donde Rantés termina dirigiendo la orquesta mientras todos asombrados lo escuchan y a su vez en el manicomio los enfermos una rebelión, al compás de la misma música.

A pesar del tiempo cuando vean esta película por primera notarán una extraña sensación y una vez que la película termina, una lluvia de análisis sobre el entorno en que vivimos y como vivimos. Una película para reír, reflexionar pero por sobre todo para disfrutar.

Dejo una cita para que se animen a verla: “(Julio) Ramtés, si usted no es un chiflado, yo tendría que admitir que realmente es un extraterrestre. ¿Sabe lo que eso significaría? Que el chiflado soy yo.
(Ramtés) La naturaleza sólo permite un desarrollo muy lento. Favorece más fácilmente un cambio de especie que un cambio de conciencia. Yo soy más racional que ustedes. Respondo racionalmente a los estímulos. Si alguien sufre, lo consuelo. Alguien me pide ayuda, se la doy. ¿Por qué entonces usted cree que estoy loco? Si alguien me mira, lo miro. Alguien me habla, lo escucho. Ustedes se han ido volviendo locos de a poco por no reconocer esos estímulos. Simplemente por haber ido ignorándolos. Alguien se muere, y ustedes lo dejan morir. Alguien pide ayuda y ustedes miran para otro lado. Alguien tiene hambre y ustedes dilapidan lo que tienen. Alguien se muere de tristeza, y ustedes lo encierran para no verlo. Alguien que sistemáticamente adopte esas conductas, que camine entre las víctimas como si no estuvieran, podrá vestirse bien, podrá pagar sus impuestos, ir a misa, pero no me va a negar que está enfermo. Su realidad es espantosa, doctor. ¿Por qué no dejan de una vez la hipocresía y buscan la locura de este lado? Y se dejan de perseguir a los tristes, a los pobres de espíritu, a los que no compran porque no quieren, o porque no pueden toda esa mierda que usted me vendería de muy buena gana. Si pudiera, claro.”